lunes, 23 de marzo de 2015

La dulce tradición de Toluca

Hace unos meses comencé a colaborar en la revista Toluca La Bella, una publicación dedicada a explorar los rincones de la ciudad para difundirlos con fines turísticos. 
Aquí compartiré algunos de los textos publicados. 
Este corresponde al Número 3 de la revista.




La dulce tradición de Toluca



Hace 120 años los jóvenes Antonio y Matiana elaboraron un dulce de leche, inspirados en una receta tradicional. Toluca era una ciudad pintoresca, con una nueva estación de ferrocarril, edificios con estilo francés, desarrollo industrial y un hombre que todas las tardes salía a la calle para vender los dulces de Antonio y Maitana.

A unos pasos de Los Portales, en el ocaso del siglo XIX, comenzó la historia que marcaría cinco generaciones de la familia Hernández. La alquimia del sabor y los olores fue el hilo conductor de una tradición forjada al calor del fogón.

Hoy en día se puede revivir el sabor de la historia en cada uno de los productos de la Dulcería Hernández. La técnica de los bisabuelos continúa presente en las manos de sus descendientes, quienes transmiten ese amor por su dulce herencia a todos sus visitantes.

Bocados de nuez, almendra, naranja, piñón, guayaba, mandarina, limón, tequila y menta, son algunas de las delicias que esperan a todos aquellos que anhelan conocer a qué sabe Toluca. 


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Dulcería Hernández

Dirección: Texcoco 304 Colonia Sor Juana Inés de la Cruz C.P. 50040 Toluca, Estado de México
Teléfono: 01 (722) 214 96 23

Horario: Lunes a viernes de 9:00 a 19:30 horas. Sábado de 9:00 a 19:00 horas.

lunes, 25 de febrero de 2013

Nostalgia



Ahora estoy de regreso.

Llevé lo que la ola, para romperse, lleva
-sal, espuma y estruendo-,
y toqué con mis manos una criatura viva;
el silencio.

Heme aquí suspirando
como el que ama y se acuerda y está lejos.



*Rosario Castellanos.

viernes, 7 de septiembre de 2012


Ahora pienso que tal vez esto es un juego del cual no sé las reglas, o no las entiendo, o no me interesa jugar. Tal vez.

jueves, 28 de julio de 2011

lunes, 10 de enero de 2011

jueves, 28 de octubre de 2010

Teatro ¿para qué?


Hace un par de días nos enteramos que se aprobó un estímulo fiscal para el teatro independiente en la Ley de Ingresos 2011. Cincuenta millones de pesos que los empresarios podrán deducir del Impuesto Sobre la Renta para destinarlo a producciones teatrales. Los beneficiarios serán designados por un comité interinstitucional, integrado por gente de Conaculta y la Secretaría de Hacienda.
La finalidad es "recuperar los espacios públicos gracias al arte".
Esto se hizo del mismo modo el año pasado para el cine. Gracias al artículo 226 Bis, la industria fílmica en nuestro país puso acceder a mayor presupuesto. El resultado fue que se produjeron más películas este año.
Esto fue explicado por la Senadora María Rojo, principal promotora de la iniciativa, durante el programa de Radio Mexiquense, 91.7 FM "Manual de Sobrevivencia".
Gente dedicada al teatro en diversos estados se unió con el lema "Menos balas, más teatro". Justamente esa es la apuesta de ciertos sectores encargados de la cultura: mayor inversión en la educación, el arte y la ciencia en estos momentos en los que México enfrenta una desintegración del tejido social y aumento de la violencia.
La idea no es errónea y lo han demostrado los programas aplicados en ciudades violentas. El arte es una manera de involucrar a la sociedad, de rescatar los espacios y de evitar la propagación de "conductas incivilizadas", como lo dirían James Wilson y George Kelling con su teoría de las ventanas rotas.
Las preguntas, siempre presentes, serían entonces ¿para quién irá el presupuesto? ¿tendrán las mismas oportunidades los teatristas del interior de la República que los del Distrito Federal?; pero tal vez la más punzante: ¿qué se presentará?
Hablar de calidad es siembre algo subjetivo. Lo bueno y lo malo no tienen cabida en las expresiones artísticas, pero sí lo que nos hace entrar en catarsis y lo que se queda en el cliché.
Ejemplo. Las puestas en escena de los últimos años en el Valle de Toluca -salvo algunas, muy pocas, excepciones- caen en el pozo de la desesperanza o del conformismo con la frase "por lo menos lo intentamos a pesar de que somos un grupo independiente sin recursos". Esa autoflagelación resulta molesta e irremediablemente aleja al público de los escenarios. No nos gusta ver a desprotegidos representando su propio viacrusis. Pero eso es otra historia.